lunes, 30 de abril de 2012

La sierra

El destino provisional es Collado Mediano, un pueblecito que no tuvimos la ocurrencia de visitar cuando pasamos tres días en la zona esta Semana Santa. En Collado Mediano se ha pasado nuestro amigo Pepe Beltrán más de un año, en casa de su hermano, recuperándose de una larga enfermedad. En Collado Mediano vive, por lo visto, el campeón del mundo de ajedrez, que es indio y a quien nadie ve salvo paseando de vez en cuando: está recluido en el sótano de su casa, rodeado de libros y de programas informáticos. También tiene o tuvo su casa Antonio Muñoz Molina, y también vivió allí o por los alrededores (¿Alpedrete?) Carlos Saura y Paco Rabal.

Llevo todo este año echando de menos lo que todavía estoy viviendo, los paisajes mojados de Inglaterra, las distintas clases de nubes que he ido poco a poco aprendiendo a interpretar, los campos cultivados, y las calles de Londres, las que paseo en bicicleta camino del trabajo. Miro el árbol que planté hace cinco años y me sorprende siempre verlo tan grande, sobre todo esta última primavera.

Vivir echando de menos las cosas que aún uno tiene, tiene que ser como vivir estando a punto de morirse. Es un buen aprendizaje para Alexander, que nos acompaña en la despedida lenta del último año de estancia aquí, aunque la casa no se venda y tengamos que tenerla y acaso visitarla y darle una vuelta y venir a quedarnos para las vacaciones. Podremos sostener la situación durante dos años. Luego, ya veremos.

Esto de no vender la casa es algo que uno no comprende. Uno ha sido feliz aquí, uno vive bien aquí, uno tiene el tren al lado, uno deja el coche abierto por las noches, uno no cierra con llave el garaje, uno solo oye por las noches las peleas de los zorros. Por las mañanas el canto de los mirlos. Uno no entiende que nadie quiera la casa donde se ha sido feliz más o menos, donde ha nacido James, donde Alexander se ha hecho mayor y ha aprendido a leer y a escribir.

Han salido los espárragos amargueros. El próximo fin de semana iré a coger un manojo y me los comeré yo solo, porque solo a mí me gustan. Me los comeré (esparragados) despidiéndome también, como todo lo que hago ahora.

lunes, 23 de abril de 2012

Educación



En estos días en que la educación pública parece que está bajo mínimos está bien recordar el discurso precioso que hizo Shakira en Oxford Union. Tan solo para dejar las cosas claras. Para recordar lo importante. Para demostrar lo evidente.

lunes, 16 de abril de 2012

De vuelta

Ha sido un viaje extraño el que hemos realizado a España esta Semana Santa. Como teníamos dos semanas, la segunda, tras comer caracoles en Córdoba y estar con la familia, pasar un día en Jaén, ver pasar figuras a hombros rodeadas de velas encendidas, hemos estado mirando casas en el Noroeste de Madrid, que es donde se supone vamos a vivir a partir de Agosto. Quienes venden sus viviendas, muchos de ellos, son personas que se han quedado en el paro, gente que les ha ido bien, o muy bien, que han gastado el dinero que ganaban a manos llenas, y que ahora se encuentran casi en la calle, sin poder pagar su hipoteca. Una familia de cinco personas y ninguno trabajando. Un señor culto de cincuenta y pico años, separado, a punto de que se le acabe la ayuda.

Lo peor es que parece que no le va mejor a nuestros amigos de la calle Cadarso, aunque no estén en el paro. La crisis hace que las personas que se someten a un trabajo analítico, o psicoanalítico, disminuya considerablemente: cuando uno se queda en el paro lo primero que se aparta son las clases particulares de los hijos, las enseñanzas no regladas de música, las idas y venidas a psicólogos, la comida ecológica, que España exporta en su totalidad. Los inquilinos de las viviendas arrendadas andan pidiendo a los dueños que les bajen el alquiler. Todos sufren.

Bueno, todos no. Ahora parece que el rey de España se ha hecho daño cazando elefantes en Botswana (uno pensaba que esas cosas ya no se hacían). Le habían reducido los fondos un 2 % (pero a CEAPA un 50 %) y todavía le quedaba un remanente para irse de vacaciones él solo a pegar tiros. Menos mal que no se dio uno en el pie, como su nieto. Matando elefantes a razón de 45.000 euros la semanita mientras los españoles se buscan la vida como pueden para no irse a dormir debajo de un puente. Vaya país.