lunes, 12 de noviembre de 2012

Valentías individuales

Supongo que es fácil ampararse en la colectividad mayoritaria para reivindicar algo, algo que comienza a considerarse verdad, como por ejemplo en Tarragona, donde estuvimos el fin de semana pasado, con las ventanas de las casas de los pueblos llenas de banderas independentistas catalanas, o como pasa también en las manifestaciones grandilocuentes de los defensores de la familia tradicional y católica, que llevan niños y bebés a unos encuentros amparados por obispos y políticos de derecha o de extrema derecha que, algunos de ellos, están viviendo su homosexualidad encerrados en armarios.

Ante la convocatoria de huelga general las valentías individuales valen más que las estadísticas: las estadísticas siempre mienten, o al menos, ocultan información. Todo el mundo lo sabe, por eso los expertos de marketing estudian, sobre todo, estadística. Es curioso que las matemáticas, esa ciencia infalible, se haya convertido en una ciencia que encubre opiniones partidarias. Yo no tengo que ser valiente para hacer huelga, como soy funcionario solo tengo que hacer frente al descuento de sueldo pertinente. Emma, sin embargo, hará huelga en un sistema privado en el que la delegada sindical ya le ha informado de que si se suma a l huelga su puesto de trabajo peligra. ¿Cuánta gente valiente, en estos días de incertidumbre y de hambre, se van a atrever a secundar una huelga con la que están poniendo en peligro la alimentación de sus hijos? Y lo otro: ¿cuántos trabajadores, deseando secundarla, no pueden, aun siendo su derecho, porque tienen miedo de ser despedidos?

Las estadísticas, como siempre, mentirán. La verdad está en los casos individuales. Por ellos.

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