miércoles, 5 de diciembre de 2012

Funcionarios

A nadie le gusta un funcionario de ventanilla, o de hacienda, que es lo mismo, un funcionario de sueldo bajo, sin paga extra, que te lo hace pasar fatal el rato que estás delante de él, no ya en una ventanilla, pero sí detrás de un mostrador o una mesa. Hay funcionarios buenos y hay otros insensibles al dolor ajeno. Abundan más los segundos, están muy acostumbrados a ver llorar a la gente que se queda sin vivienda, o se queda sin dinero, están muy acostumbrados a aplicar la normativa de manera estricta.

Lo peor es cuando uno se da cuenta de que las cosas funcionan de manera distinta con personas distintas. Lo que en la administración de hacienda de Vinateros era imposible de realizar "hasta dentro de una semana por lo menos", en Guzmán el Bueno era algo tan simple como dar a una ventana de la pantalla que dice "imprimir".

Hay funcionarios de mala cara que te llaman por teléfono para decirte que no pueden enviarte por correo postal lo que has solicitado porque la normativa dice que no se puede hacer. Hay funcionarios que cuesta imaginarlos en la cama, o durmiendo junto a otro ser humano, o criando a unos hijos, sobre todo porque uno piensa que ese tipo de seres debe ir condenándose a la extinción, pero se perpetúan de manera asombrosa y son capaces de adaptarse desde autarquías absolutas a democracias liberadoras. Son ese tipo de funcionarios los que, aplicando la normativa, no dudarían en meternos en unos campos de concentración en un futuro, o darle al botoncito que pone en funcionamiento el rociado de gas a las personas desnudas y amontonadas que esperan una ducha mirando con temor hacia el techo. Ojalá me equivoque.

4 comentarios:

  1. A nadie salvo a quien le han resuelto satisfactoriamente y a veces con amabilidad su jubilación, su pensión de viudedad, su prestación de maternidad o sus dudas sobre mil asuntos que le afectaban como trabajador o como ciudadano.

    Rafa, siento esta entrada y quiero entender que has sufrido una experiencia nefasta con la Administración. Sé, los he tenido muy cerca, que hay funcionarios vagos, malcarados, poco o nada empáticos, amargados y cabrones; sí, los hay, pero podría sustituir perfectamente "funcionarios" por "empleados de banca", "profesores", "agentes de seguros", "peones de la construcción" o "guitarristas".

    Soy empleado público -funcionario de mesa, de sueldo bajo, sin paga extra- desde hace veinticinco años y me siento orgulloso de mi trabajo, un trabajo que amo (¿acaso no es un privilegio trabajar ayudando a los demás?). Actualmente padezco ansiedad debido, en gran parte, a los dramas que asoman a mis ojos cada día, pero no me resigno a dejar de intentar ayudar en lo posible a las personas que se sientan frente a mí.

    Ah, por cierto, los que torturaban y asesinaban en los campos de concentración eran ex-carpinteros, ex-maestros de escuela, ex-reclusos e incluso antiguas amas de casa y agricultores.

    Espero que algún día encuentres a un funcionario que te haga cambiar un poco de opinión. Existen. Yo los conozco.

    Un abrazo.

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  2. Vamos a ver, Jesús, yo llevo 19 años siendo funcionario, soy profe, y sé que por culpa de unos cuantos nos llevamos la fama todos. Gracias por la apreciación sobre los campos de concentración, es que estaba muy enfadado. Y gracias por tu comentario. He encontrado muchos funcionarios buenos, a algunos los tengo de compañeros de trabajo.

    Un abrazo.

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  3. Mi mujer también es profesora, de Lengua y Literatura en secundaria y bachillerato, desde hace, como yo, veinticinco años. Después de conocer a muchos, muchísimos de sus compañeros, podría escribir largo y tendido sobre el nivel cultural medio de los docentes de este país, sobre su mediocridad, su falta de implicación en el trabajo, su desprecio hacia los alumnos, su desprecio hacia los padres de sus alumnos, incluso podría escribir largo y tendido sobre su desprecio hacia los funcionarios "de mesa" que trabajan en los centros docentes (tengo una buena amiga que trabaja en un instituto). ¡Pero si incluso existe un sindicato de profesores que segrega a los maestros que trabajan en secundaria! Sí, podría escribir largo y tendido sobre los docentes, como marido de una de ellos y como padre de dos alumnos, pero no lo haré, porque generalizar es muy fácil, y si de diez docentes hay uno o dos que creen en lo que están haciendo siento que he de callar en señal de respeto hacia esa minoría.

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    1. Jesús, yo no he generalizado. He dicho que hay funcionarios que no hacen su trabajo bien, o no ayudan a las personas (como es el caso de Vinateros) y sin embargo hay otros que sí lo hacen (el caso de Guzmán el Bueno). De todas formas, creo que hablar de lo que no funciona bien, o de los casos en los que el funcionariado no realiza su trabajo de manera competente, no es malo, sino bueno, pues ayuda a que la Administración funcione un poco mejor. Callarnos..., ¿no es, de alguna forma, asumir la tortura, como hicieron tantos judíos en la Alemania de los años treinta? Ya sé que la comparación es desproporcionada, pero decir las cosas es darles luz, airearlas, curarlas, ¿no crees?

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