jueves, 5 de diciembre de 2013

Rehabilitación

Estoy yendo a rehabilitación por las tardes debido a un esguince en el tobillo izquierdo que me tiene sin poder correr campo a través hace ya más de dos meses. Eso de la rehabilitación me recuerda a la letra que cantaba Amy Whinehouse: "They tried to make me go to rehab but I said no, no, no". Llevo también dos semanas sin beber alcohol, cosa que me hace mucho bien. Lo que no sé es si podré algún día volver a correr, si podré liberarme de este dolor que me atormenta por las noches.

sábado, 2 de noviembre de 2013

Pepe Beltrán descansa en Granada

Pepe Beltrán estaba enamorado de Federico García Lorca, de su símbolo y de la imagen real que proyectó sobre las personas que lo conocieron y que después reflejaron sus impresiones en una entrevista o en un libro de investigación. Yo llevaba unos veinte años sin volver a la ciudad, y llevábamos desde mayo con unas cenizas de Pepe Beltrán que no sabíamos muy bien dónde esparcir. El Cerro Maero de Bujalance ya tiene sus cenizas desde el día después del funeral, y Comillas-Santander, como a Pepe le gustaba llamar al convento donde estudió, también albergaba sus cenizas desde que las dejaron Vito y Ana este verano. Quedaban sus últimas cenizas, las que nos habían acompañado durante los últimos meses en Collado Mediano, justamente el pueblo de la Sierra de Madrid a donde Pepe había decidido venir a recuperarse varias veces. Muchas veces he pensado en dejar sus cenizas en la Sierra del Castillo, o en la punta del Cerro del Telégrafo, desde donde se ve toda la vega del Guadarrama y también la falda del Escorial, con la, por otra parte, vergonzosa cruz del valle de los caídos...

En el entorno del día de los muertos, hemos decidido esparcir sus últimas cenizas en el Parque Federico García Lorca, en la Huerta de San Vicente. Son unos rosales que hay al Este de la casa de la familia de Federico, que es ahora un museo del poeta, muy bien guardada su memoria..., menos la de sus asesinos. Uno, paseando por la ciudad, escribiendo desde el Albaycín, muerto Federico y muerto Enrique Morente, que fue su máximo defensor en la ciudad, uno se pregunta, digo, en una ciudad tan ultracatólica, qué piensan sus habitantes sobre el asesinato de su poeta más internacional. Qué pensarán las personas de derechas de este pueblo, esos mismos seres que siguen paseando por sus calles pintarrajeados como pavos en celo, con ropas de una marca que yo siempre desconeceré, de la parte de responsabilidad que tienen sus familias en el asesinato de Lorca.

Emma dice que ellos siguen pensando igual: según ellos, Lorca era homosexual y se lo merecía. Yo sigo diciendo lo que decía hace veinte años: que Granada sigue siendo una ciudad provinciana, de derechas, a pesar de las multitudes de turistas y de los miles de estudiantes que, al fin y al cabo, son gentes que vienen y luego van, definitivamente. Lo esperable es que esta ciudad no volverá a reproducir un asesinato como el de Lorca en circunstancias similares. ¿Es realmente cierto?



Al fondo está la casa de Lorca, ¿la veis?, entre las palmeras y los rosales. Todo esto, como dicen los viejos, eran HUERTAS. Aquí está Alexander esparciendo las últimas. Pues ya sabéis, si venís a Granada, no os olvidéis de visitar también al Pepe Beltrán.




jueves, 10 de octubre de 2013

Vidas subterráneas

Lo que finalmente, sopesando los pros y los contras, no nos atrevimos a vivir, o tal vez decidimos con sentido común no realizar, aunque lo deseáramos con fuerza, se queda en lo subterráneo de nosotros viviendo igualmente lo que habíamos proyectado con tanta ilusión y quedó aparcado o abortado para otra ocasión, quizá para nunca, desarrollando una vida subterránea que a Freud le hubiera gustado adjetivar de inconsciente, o subconsciente. Esta mañana me he despertado de un sueño creyendo que debía coger muy pronto la bicicleta para sumergirme en las calles de Milwaukee en dirección al trabajo, percibir los reflejos del amanecer en el lago Michigan, pero no, todavía estamos en España.

Hace muchos meses que no escribo aquí. Los meses que han pasado desde que se murió Pepe Beltrán en una cama de hospital, con el vientre abierto y el cuerpo invadido de septicemia. Nunca habrá una persona parecida a él. Lo vi morir aquella mañana del 10 de mayo junto a Carmela. Se nos murió entre las manos, como quien dice.

Ya llega el otoño nuevamente. A los álamos blancos se les nota mucho, los fresnos sin embargo todavía disimulan, aguantan, como si no quisieran darse cuenta de las fechas, los calendarios. Esta tarde iremos a coger unos champiñones en la dehesa. Al mismo tiempo, en lo subterráneo, volviendo del trabajo, me detendré a observar cómo unos pescadores extraen un salmón de las aguas del lago Michigan, junto al embarcadero.



sábado, 27 de abril de 2013

Viejos mitos y nuevas realidades

Esperanza Aguirre dice que es un motivo de orgullo que los jóvenes se vayan al extranjero a buscarse la vida. Yo le alabo el gusto: siempre es mejor tener en un país juventudes viajadas para que aprendan lo que es la democracia real, lo que significa la ayuda social y en qué consiste tener otro punto de vista sobre las realidades. Nosotros nos vamos a Milwaukee, Wisconsin, si todo es favorable, queda leer el contrato. EEUU es un país de entrada difícil, aunque una vez dentro, siempre y cuando no lleves una chilaba, eres uno más.

Aun con las dificultades que comporta llevar a USA una familia de dos hijos y dos gatas, apostamos por ello antes de que nos ahoguen las continuas noticias negativas que arrecian en los periódicos cada día: son tantas que hasta les cambian el nombre: ahora las subidas de impuestos se denominan "novedades tributarias".

Viviríamos a orillas del lago Michigan, y yo no sé cómo decir que no a eso. La perspectiva de pasear por un puerto de aguas dulces, de conducir durante una hora para visitar Chicago, endulza cualquier vida amargada por las personas que diariamente uno ve rebuscando en los contenedores de basura, pidiendo en las puertas de los supermercados, etc.


Me voy, nos vamos: Emma, Alexander y James, las gatas Snowy y Storm, y yo. Que dios, o el demonio, os vendiga, a los que os quedáis. No os volváis locos.

viernes, 19 de abril de 2013

Soledades

La casa está vacía sin los niños, sin Emma. Sólo deambulan las gatas, que juegan a perseguirse o a pelearse por el jardín, y habito la noche que, cuando están ellos, la transcurro durmiendo, o tratando de hacerlo entre las pausas de James y sus picores de la piel, de las pesadillas de Alexander. Hoy he pasado toda la tarde haciendo cosas mientras veía u oía las noticias de la BBC: inmersión lingüística como preparación para la entrevista que tengo el martes con los funcionarios americanos encargados de contratar a los profesores visitantes para Madison, la ciudad más tranquila de EEUU. Es curioso: la noticia que he seguido durante todo el día y parte de la noche ha sido la persecución de Dzhokhar Tsarnaev, un niño de 19 años que utilizó, junto a su hermano de 26, unas ollas Fagor para cometer un atentado terrible en Boston, sobre todo por las personas que se han quedado sin pies. Madison es una ciudad tranquila, pero está muy lejos, y me da miedo ir.

Pero también me da miedo España, los juicios sobre los despropósitos del ayuntamiento de Marbella y los que ojalá estén por venir, esa mierda de dinero entregado en sobres a cambio de contratos públicos concedidos a dedo, esa mierda de dinero repartido con prisas, dinero que sobra, dinero que no hay sitio donde esconder y por eso se reparte, me da miedo mi propio asco: el que me produce el estado de este país, que podría seguir nadando en una cierta bonanza pero se ha echado a perder por culpa de todos, pero sobre todo por los de siempre, los que están acostumbrados a ganar mucho dinero con ningún esfuerzo, con subcontratas injustamente legales, con especulaciones a corto plazo, con robos descarados de dinero público. ¿De qué nos sirve educar en la cultura del esfuerzo a los niños si siempre ganan los mismos, los hijos de ellos, los que no trabajan, los que lo tienen todo desde el vientre de sus madres, los que se crían desde el desprecio a los congéneres de diferente casta? La cultura del esfuerzo parece servir únicamente a los pobres, no solo para que sobrevivan en un mundo hostil, sino para alimentar la ganancia de los otros, los de toda la vida, los que nos quitaron la libertad y luego nos la prestaron durante un tiempo demasiado corto, ni siquiera nos dio tiempo a disfrutarla, a acostumbrarnos a ella. Ahora nos la vuelven a robar, pero de una forma distinta, sin armas de fuego, engarzada como una serpiente en el armazón de lo que llaman democracia pero que, día a día, hora a hora, está dejando de serlo, está comenzando a ser otra cosa sin nombre todavía. A lo que se parece este país cada vez más es al país que retrató hace muchos años Charles Dickens. Un país lleno de niños sin platos calientes que comer, de padres buscando cosas de algún valor en los contenedores de basura.


domingo, 31 de marzo de 2013

Una historia verdadera

Lo de Javier Espinosa es un caso que se repite muchas veces, y a mí me lo han contado personas conocidas, incluso le ha ocurrido al fotógrafo de mi boda: el periodista Daniel Nuevo. La historia es muy fácil: uno va por la calle, o está en una manifestación pacífica, o está sentado por la noche en los jardines del Templo de Debod, en Madrid, y la policía le registra y le da a uno lo que en mi barrio se llamaba "una somanta de palos". Uno llega a su casa llorando y se limpia las heridas con temblores todavía de las piernas y de las manos, se echa unas horas en el sofá a esperar a que amanezca para, a primera hora de la mañana, ir a la comisaría de policía más cercana a denunciar el abuso y el asalto injustificado que ha sufrido. Esta segunda parte no le ocurrió a Daniel Nuevo, pero podría haberle pasado. Cuando uno va a abrir la puerta para salir camino de la comisaría se oye el timbre, y abres con aprensión, porque nadie llama a primera hora de la mañana a tu casa si no es para dar malas noticias: efectivamente, una pareja de oficiales te muestra la documentación de una denuncia que hay contra ti por agredir a dos policías que ahora, por tu culpa, están de baja laboral. Como el extraño caso de Javier Espinosa, una historia verdadera y repetitiva.


sábado, 9 de marzo de 2013

España es pequeña

España es un país lleno de prejuicios, eso lo sé desde hace algún tiempo, cuando, le contaba a Emma, en los días de hace más de diez años en que nos conocimos yo no podía encontrar una mujer en las noches de los bares, cuando las buscaba, que abrieran la boca para hablar y yo no saliera huyendo despavorido con cualquier excusa. A mí la visión limitada del mundo que adquieren las personas después de una férrea socialización me da espanto, y sé que las instituciones educativas tienen algo que ver con esto, pero también y sobre todo la sociedad española, que está siempre muy orgullosa del terruño, que transmite a sus generaciones futuras el valor inviolable de que el pueblo donde uno ha nacido es lo mejor que hay en el planeta. Pero sobre todo: que esta realidad no tiene que ser verificada: es un insulto a la propia genética poner en duda semejante certeza. Que mientras más estrechos sean los límites de la experiencia mejor.

Ya sé que esto no es así del todo, nada es blanco o negro en relación con los seres humanos o los grupos que forman, pero se da la circunstancia que la España que no es pequeña, la España grande, es la que se va fuera, la que es capaz de mirar la realidad con ojos prestados, que es como lo miran los otros. Entonces España se les queda pequeña y se quedan fuera, porque este país es un pueblo pequeñito en el que todo el mundo cree que a uno lo conocen y lo que uno hace es en función de la mirada crítica de los demás.

A mí no me da pena que se vayan los científicos ni los jóvenes. Me alegro, porque esa España, la que está fuera, es la España universal. No sé, y lo dudo, que puedan cambiar a los que estamos dentro, ni el funcionamiento arcaico de nuestras instituciones. Pero los cambios individuales valen tanto como los colectivos. Estoy con ellos.


jueves, 28 de febrero de 2013

Manuel José García Caparrós

A mí hay performances de Antonio Banderas que me gustan y otras que no me gustan, pero la del día 28 de febrero en Sevilla me ha emocionado. Tanto tiempo viviendo lejos o por ahí se me olvida el andaluz o el malagueño de adopción que soy. Cuánta significación tiene a veces un disparo.





sábado, 9 de febrero de 2013

Los placeres simples

Sábado. Limpiar la casa, que Alexander vaya a la clase de tenis (ya va solo al polideportivo municipal), hacer una paella de pollo y de costillas de cerdo, tomarnos un rioja de reserva comprado en el Día, ver pasar la tarde a James jugando en el jardín, después de varios días enfermo. Los placeres simples a veces nos reconcilian a uno con la vida, a pesar de tantas cosas. La tarde es soleada en la Sierra de Madrid, aunque hace frío. Mañana nos espera una nueva tormenta de nieve y viento, pero mientras tanto tenemos la impresión vaga de ser felices, aunque dure poco.

viernes, 1 de febrero de 2013

Más razones para irse y no volver en mucho tiempo

Yo, como no tengo palabras para lo que está pasando, pues casi que me tomo lo que está pasando como empujones para marcharse uno de este país y casi no tener más lazos con él salvo los necesarios. El gélido estado de Wisconsin y su ciudad más representativa, Madison, me parecen un paraíso terrenal al lado de este caos que ha producido el caso Bárcenas. La realidad supera a la ficción. ¿Alguien se imaginaba esto?

sábado, 19 de enero de 2013

La nueva huida

Feliz año nuevo. Me sentía yo culpable de no escribir, pero entre las entregas del proyecto de final de máster y las tonterías de nuestro nuevo proyecto de irnos de este país de locos me han mantenido fuera de los blogs. De todos. Sólo he seguido con mucha atención las historias de Bárcenas.

A mí me gustaría tener 22 millones en unas cuentas suizas y tener que pagar cierto dinerillo a Hacienda por lo que se me olvidó declarar. También me gustaría ser como esos políticos catalanes que después de veinte años pueden pedir perdón y devolver el dinero que robaron un día del que iba destinado a la formación de los parados, aunque no fuera para ellos, sino para el partido. Pero qué demonios es un partido político sino una serie de personas que se reparten el dinero que tiene el partido, véase Bárcenas(2013)... Quizá me equivoco. Pero no me equivoco en cierta certeza: no me gusta el país del que tengo la nacionalidad. No me gusta España (¿debería escribir Ejpaña?).

El viernes dejé en el Registro de la Consejería de Educación la solicitud para participar en el programa de profesores visitantes, destino Wisconsin. Ojalá tengamos suerte y nos vayamos de esta pocilga.