sábado, 4 de junio de 2011

Feria del libro

A tantos kilómetros de Madrid sigo con envidia las noticias que llegan de la Feria del libro. Me gustaría estar allí, llegar paseando con Emma y con los niños y esperar bajo el sol un rato a que el escritor nos firmara un libro. Alexander miraría al autor con una sensación de misterio o reverencia, con timidez y curiosidad. Hace muchos años Mario Benedetti me firmó una antología de sus poemas que guardo en alguna caja (la mayoría de nuestros libros están guardados en cajas), aunque me hubiera gustado que me dedicara la antología de sus cuentos, con los que tanto disfruté a los dieciocho años, sus cuentos directos y de sorpresa final. Era un libro publicado por Alianza y lo saqué en préstamo de la biblioteca pública. Estuve poco rato esperando a que aquel señor de sienes blancas y cara de buena persona firmara el volumen que acababa de comprar allí mismo, en la caseta de la feria, pensando en todas las cosas que iba a decirle en el poco rato que iba a tener mientras emborronara la primera página, decirle por ejemplo lo que me gustaron sus cuentos, las veces que los releí antes de que se me acabara el plazo y tuviera que ir a devolverlo a la biblioteca, los mundos a los que me había asomado, la manera en que sus historias me ausentaron del mundo real como una droga poderosa, lo agradecido que le estaba por haber escrito aquellas historias. Sus ojos me miraron de pronto y me preguntó mi nombre, y entonces yo le contesté y cuando quise comenzar mi discurso las palabras se me quedaron en la garganta y la boca se me había secado de pronto y ya me estaba devolviendo el ejemplar grueso con sus poemas, sonriendo ligeramente con la mirada, y ya solo pude decirle gracias, mirarlo a los ojos y marcharme de allí con el sentimiento de vergüenza o estupidez que tienen siempre los tímidos después de no haberse atrevido a hacer lo que se habían propuesto. Luego, varios años después, cuando murió, yo recordé aquella mirada, y todavía la recuerdo, con esa claridad que tienen los recuerdos de los vivos.

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