miércoles, 4 de enero de 2012

Londres

He leído que esta noche Iñaki Urdangarín la ha pasado en Londres esperando un vuelo que lo lleve a España. Parece ser que va a visitar a un padre muy enfermo. Según la noticia, su padre ha empeorado en los últimos días. No me extraña, si uno es padre y tiene que empezar a imaginar a su hijo en una senda oscura que va desde el palacio de Marivent a la cárcel Modelo.

Esta noche ha hecho mucho viento. Un viento del Norte ha estado azotando los árboles de la calle y ha estado molestando el sueño del pequeño James y tal vez del altísimo Iñaki, a quien, en el ulular nocturno, he imaginado tomando un whisky sin hielo y mirando pensativo a través de la ventana de una hipotética habitación del Hilton, en el aeropuerto de Gatwick. Quién sabe. Lo cierto es que el viento continúa castigando a cien kilómetros por hora. Han cerrado puentes, aunque todavía no las calles. Tengo que despertar a Alexander, que ayer empezó el colegio. Aquí los Reyes Magos eran simplemente tres hombres sabios, y no traen nada a los niños. Ni siquiera es fiesta. Pero nosotros pondremos los zapatos, a ver si cae algo, no un contrato millonario sin concurso, algo más complejo, como un libro, por ejemplo.

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