martes, 24 de enero de 2012

Mentiras

A veces es necesario mentir. Cuando un alumno se nos pone enfermo llamamos a la familia y la madre o el padre deja el trabajo y viene a recoger al niño, y solo trae en la cara el aire preocupado del padre al que le duele el malestar de su hijo, no trae en la cara el aire de haber mentido al jefe, de haber inventado unas almorranas o un dolor de estómago o una fiebre poco creíble con ojos transparentes, no vidriosos. Nosotros, sin embargo, lo maestros que llamamos a esas familias, tenemos que inventar razones personales para ir a recoger a nuestros hijos enfermos, o quedarnos en casa con ellos mientras vomitan o deliran de fiebre, porque no tenemos reconocido en ningún convenio de padres o de madres ni de nada que uno, cuando es padre o es madre, la enfermedad tiene unos límites que van más allá del cuerpo que uno es. Curioso.

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