viernes, 10 de junio de 2011

Sleep over

Ayer recogí a Alexander del colegio después que pasara una noche con su amigo Roni en su casa, que se la debía, pues hace más de un mes Roni estuvo en la nuestra durmiendo. Sleep over es la expresión de dormir en casa ajena, y si no se nos hizo difícil su ausencia (desde luego la casa estaba mucho más silenciosa la tarde del jueves, y la mañana del viernes, cuando James se despertó, fuimos a ver la habitación de Alexander y allí estaba la cama, sin deshacer, vacía) fue porque James nos tiene extenuados, y casi agradecimos el tiempo de descanso que nos proporcionaba su primer sleep over en casa de su amigo Roni.

Por la tarde sonó el teléfono y al contestar la voz de Alexander me gritó "hola, papá", excitado y feliz. Estuvimos hablando un rato, y luego, al pasarle el teléfono a Emma, habló en inglés con su madre. Nos contó que Roni se había enfadado no sabía bien por qué y había tirado la cocacola por la ventana. No sé si nos quedamos más tranquilos después de oír su voz, pues no se me quitaba la imagen de la cabeza: Roni enfadado y tirando una cocacola por la ventana. ¿Y si aquella era la dinámica cotidiana de la familia de Roni?

Lo que había ocurrido, según me informó Alexander en el coche, cuando lo recogí del colegio y volvíamos a casa, era que alguien había abierto la cocacola (debía ser una lata) y a Roni no le gustó el modo en que la habían abierto. Era algo así: que a Roni no le gustaba beber la cocacola con el pedazo de hierro en los labios. ¿Y le riñó su padre?, le pregunté. Sí. ¿Mucho? No, dijo, solo un poco.

"Cómo es su padre", le pregunté. Me dijo no es como ti. "Como". Sí, como , dijo. No es como tú. "¿En qué se diferencia?" Pensó un rato. Luego contestó: es blanco, es muy blanco. Y luego, de sopetón: ¿tú de qué color eras cuando naciste?

Mientras yo conducía, Alexander comía su merienda a mi lado, en el asiento del copiloto. ¿Y qué te dieron de beber?, le pregunté. "No se lo digas a mamá que me mata. Bueno, bebí agua... y cocacola". No pasa nada, le dije, un día es un día. ¿Y a qué hora os dormísteis? "No se lo digas a mamá que me mata", repitió. "Nos acostamos a las 4 y nos despertamos a las 3. Hemos dormido muy poco".

En todo lo demás, en sus gestos, en su mirada, Alexander me pareció de repente mayor. Tal vez porque era la primera vez que dormía fuera, que no nos había echado de menos hasta el punto de pedirnos por teléfono, cuando llamó, cercana la hora de irse a la cama, que fuéramos a buscarlo. De repente me pareció mayor, me pareció que estaba cada vez más cerca la hora en que se fuera definitivamente, primero a la Universidad, si hay suerte y tenemos dinero suficiente para que eso ocurra, y después... Pero en su lógica temporal todavía seguía siendo un niño. Menos mal.

1 comentario:

  1. How I wish sometimes that time could stand still. Its like we are en una pelea constante Alexander con ganas de que el tiempo corriera hacia el futuro yo con ganas de que el tiempo se retirara al pasado. Qué bittersweet es ver a tus hijos crecer!

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