domingo, 21 de octubre de 2012

Lo que tiene vivir

Al menos, al vivir en un pueblo de la sierra de Madrid, puedo salir a correr las mañanas del fin de semana e internarme en el campo después de cinco minutos. Yo voy corriendo por los campos, entre las vacas, o por las cañadas reales, doliéndome las piernas, y en esa soledad poblada de palomas y conejos corriendo asustados hacia las zarzas, entre el estrépito de los petirrojos, me siento vivo y me gusta vivir. Que no es poco en estos tiempos que corren. Esta mañana, al volver trotando entre el fresnedal de la dehesa, he recogido unas ramitas de una mata de tomillo. Ahora, la cocina entera huele a campo.


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