martes, 27 de septiembre de 2011

Niebla

Es difícil, a pesar de del cliché construido sobre la ciudad de Londres, encontrar un día de niebla. La niebla de las películas era más bien humo, el que emergía de los trenes y los tranvías y el metro, que comenzó a funcionar en el siglo XIX. También el humo del carbón de cada casa, el humo de la madera, de miles de fuegos encendidos para calentar cada rincón, para alejar las humedades. Hoy es uno de esos días de niebla que augura un mediodía si no caluroso, bochornoso, de mangas cortas. Indian summer llaman aquí al Veranillo de San Miguel, o del Membrillo. En la bicicleta se me han humedecido las ropas y se me ha mojado la cara, y en la calle de Golborne no he podido resistirme a hacer una foto al emblemático edificio de los años sesenta construido en North Kensignton para albergar a familias desestructuradas. Pensaban entonces que estos edificios iban a resolver problemas de integración, pero la verdad resultó inversa. Una compañera de Historia que vino sólo un año a trabajar al instituto decidió visitarlo por dentro, pero en el ascensor alguien quiso quitarle los zapatos. Parece ser que le gustaron.



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