lunes, 12 de septiembre de 2011

Propósitos de nuevo curso

Septiembre es para mí desde hace ya mucho tiempo el principio del año, cuando me propongo realizar durante los siguientes meses aquello que la mayoría hace en enero. Enero, sin embargo, es la continuación de un año ya comenzado, cuando evalúo, casi siempre negativamente, el desarrollo de los proyectos que me propuse ahora, en estos días raros en que uno conoce a los alumnos que llegan por primera vez al centro con cara de miedo y de mucha atención a todo, los ojos muy abiertos.

El verano ha pasado y no me ha dado tiempo de abrir Guerra y paz. Ahora están en el estante de libros que me esperan en el corto plazo de los propósitos de nuevo curso la Trilogía americana, de Roth, y Underworld, de Don Delillo, pero como soy un desastre y mi formación caótica, por eso nunca llegaré a nada, se me adelantan los que me salen al paso de repente, como si quisiera inconscientemente no cumplir lo que me propongo, o peor aún, confirmar que los propósitos de nuevo curso no se cumplen casi nunca. Me ha salido al paso Riña de gatos, de Eduardo Mendoza, Washington Square, de Henry James, y El ruido de las cosas al caer, de Juan Gabriel Vásquez, que estoy leyendo al mismo tiempo. El azar de los libros que salen al paso me descompone el propósito, convierte mi formación literaria en un caos, que es lo que ha sido siempre mi vida. Un desastre.






1 comentario:

  1. A mí me pasa lo mismo. Cuando voy a una librería y compro más de un libro, sé de sobra que será difícil que los lea todos porque a mitad de camino seguro que me apetecerán otras cosas y mi atención se desviará en otra dirección. Y aún sabiéndolo, no lo puedo evitar, me gustan esas pequeñas listas de deberes personales que no cumpliré pero que en el momento en que las hago me hacen sentir que tengo una tarea por delante.
    Ya nos contarás qué tal los libros que finalmente leas.

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