viernes, 9 de septiembre de 2011

Otoños

Ha llegado mi hermana desde Madrid para visitarnos durante el fin de semana y trae, con Gorka, entre las ropas, sobre la piel aún, los 36 grados de una ciudad con aires acondicionados y sombras que se buscan por la calle. Parece mentira oyéndolos y viéndolos que sea la misma época del año en que aquí Hyde Park se empieza a alfombrar de hojas secas de los plátanos azotados por el viento. El cielo plomizo augura la nueva lluvia de hoy mientras imagino con un poco de envidia el limpio azul de los cielos de septiembre en las tierras del Sur.

2 comentarios:

  1. Sin embargo yo envidio ese cielo plomizo. Y la lluvia también. Un abrazo.

    (Y gracias por el comentario en el blog de AMM)

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  2. Creo, Jesús, tras haber leído tu entrada sobre el calor, que debo estar agradecido al fin y al cabo.

    Un abrazo.

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