viernes, 7 de octubre de 2011

Adiós al verano

Era a principios de septiembre cuando yo vislumbraba la llegada del otoño, con sus vientos espantosos y hojas cayendo suavemente de los arces de Hyde Park, y sin embargo el 1 de octubre, hace una semana justamente, gracias a esas bolsas de aire caliente que uno nunca se explica a pesar de atender escrupulosamente a las explicaciones del experto de turno en la televisión, o gracias a lo que la sabiduría popular denomina indian summer, nos fuimos de excursión a la playa, a Camber Sands Beach, por más señas, una playa de arena blanca y dunas como las de Bolonia, y con un agua no más fría, así que pudimos bañarnos y nadar y coger almejas en uno de los cubos de juguete que Alexander llevaba para hacer castillos de arena. Como habíamos llegado a las diez de la mañana y nos lo estábamos pasando tan bien no nos dimos cuenta de que la playa se llenaba sin interrupción, que un río constante de familias llegaban a ella con sus neveras y sus sombrillas y sus toallas y sus inútiles cometas, pues no hacía viento, con perros, con niños, con abuelos, con balones de plástico y de reglamento, y cuando al fin nos dimos cuenta estábamos tan rodeados de gente que aquello dejó de recordarme a Bolonia y me trajo sin embargo a la memoria los peores fines de semana de agosto de la playa de Fuengirola, quien haya estado allí sabrá de lo que hablo. De modo que como ya nos había dado mucho sol y eran las dos de la tarde decidimos volver a casa. Todavía llegaba gente a la playa, y por la carretera estrecha que llega al mar una larga fila de coches esperaba a entrar en un parking donde ya no cabía ni una mosca, y en las inexistentes cunetas había cientos de coches aparcados. Día precioso para nosotros, pero supongo que un infierno para aquellos que todavía esperaban aparcar después de haber estado viajando toda la mañana desde Londres.

Y el espejismo del calor y de la playa y del baño en las aguas del Atlántico ya se ha ido. La calefacción de la casa está encendida. Adiós, verano.

1 comentario:

  1. Desde aquí, España, tenemos la idea de que en Inglaterra la gente no se baña en la playa, que las playas son de piedras y que el tiempo casi siempre es nublado. En fin, uno se da cuenta con el tiempo que ni lo de uno es tan bueno como se cree ni lo de lo demás tan malo como parece. Me tienes que decir de sitios así en el Reino Unido para cuando, si la crisis lo permite, podamos volver.

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