martes, 1 de noviembre de 2011

Miedos

Tengo miedo de volver a España, tengo miedo de no poder alimentar a mis hijos, tengo miedo de las primeras planas de los periódicos, de las noticias económicas, que siempre me ofrecen un futuro negro o nebuloso o lleno de humo a través del cual no puedo ver bien, ni imaginar mi vida, miedo de las elecciones y miedo del siguiente partido político que gobernará el país al que volveré el próximo verano, tengo miedo de echar de menos la lluvia y los árboles que se visten de rojo, de amarillo, de tonalidades moradas, en noviembre, los autobuses de dos plantas y los taxis pintados con la bandera británica, miedo de no oler los curris cocinados en las casas para la cena mientras vuelvo a casa y ya es de noche, o se está haciendo de noche y mis hijos desordenan la casa, miedo de no tener casa, de no tener futuro, de estar rumiando siempre un pasado mejor, miedo de la guerra, miedo de que las fronteras vuelvan a aparecer, los registros, la sospecha, tengo miedo de que la vida se me escape como un líquido y no me dé cuenta de que he vivido, de que han pasado los años, tengo miedo de no recordar la voz de mis hijos cuando eran pequeños, las cosas que hicieron y me hicieron reír, también llorar, de alegría, de tristeza, miedo de los días vacíos, miedo de perder las horas en la ofuscación del odio o del resentimiento, de ocupar el tiempo en la esterilidad, de darme cuenta tarde y ver que se me fueron las horas, los días, los años. Por eso, día a día, minuto a minuto, como si los tuviera contados, trato de mirar con atención, porque no quiero que se me olvide el hermoso rostro que a la mañana me cuenta un sueño, una idea, ni la sonrisa que llevo en mi recuerdo al salir de casa y que me calienta el cuerpo como un caldo reconstituyente y placentero.

3 comentarios:

  1. No vuelvas a España, Rafael, este país es cruel con los suyos. Tu texto me ha conmovido, es maravilloso.

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  2. Gracias Jesús, viniendo de un poeta como tú eres, el cumplido vale el doble.

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  3. El miedo solo está en tu mente, y en la misma está también la solución a ese miedo. Debes abrir tu mente, como un niños, y olvidarte de los prejuicios que llevan a esos miedos.
    Si vienes por aquí, bienvenido amigo

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